Iba
caminando por la calle, el día era radiante. De pronto, pasé por una esquina y
comenzó a caer del cielo algo raro. No era una lluvia común; en realidad, llovía
arroz. ¡Claro!, salían novios del registro civil y los empapaban con arroz y
pétalos de flores. Alguno me salpicó.
Me quedé parada para ver salir a los novios.
Ella, radiante; y él, muy buen mozo. Entonces
me sorprendí de que yo los conocía de otra época. Me les acerqué y nos
reconocimos inmediatamente. La alegría de encontrarnos en una circunstancia así
se acrecentó y nos dimos un abrazo muy fuerte. Realmente me emocioné. No quise
retenerlos mucho tiempo porque había gente que los quería saludar. El encuentro
me conmovió.
Seguí caminando y pensé:
—Las esquinas son una sorpresa y uno las toma
como algo tan cotidiano. Una pareja uniendo su amor a la vuelta de la esquina… como
Verónica y Carlos a quienes les deseo que sean muy felices y que sigamos
encontrándonos enhorabuena.