María
y el ángel, un cuento de Navidad
Pocos
días atrás, Laura se recibió de profesora de yoga. Hacía tres meses que se
había mudado a un departamento en el séptimo piso, el último (“como el séptimo
chakra”, pensó). En realidad, el edificio tenía un piso más arriba al que se
accedía por escalera. “Esta es ya es una energía superior”, se dijo. A medida
que iba conociendo a sus vecinos y los pisos en que vivían, ellas los iba
relacionando con los distintos chakras a modo de juego. Todavía no conocía a
los vecinos del octavo. Todo lo que sabía era que vivía una señora mayor con su
hija. Así le había comentado la encargada.
Un día se cruzó por la escalera con la señora
y se saludaron con una sonrisa. Esa noche Laura tuvo un sueño interesante. La
vio a María y a un ángel junto a ella. “Buen sueño para la época de Navidad”,
pensó.
Unos días después, bajó con las vecinas en el
ascensor. Cuando les preguntó el nombre, la señora mayor le dijo: “Yo me llamo
Ángela, pero me dicen Angelita. Y mi hija, María”. “Evidentemente mis vecinas
tienen una energía muy especial”, pensó. “Yo me llamo Laura, encantada, y vivo
en el séptimo chakra”, agregó distraída.
Para María y Angelita, mis
super-vecinas. Muchas felicidades en este 2015 que está comenzando.